Azul
Vivo en un orfanato pintado de azul. Las escaleras azules, azul el mandilón de las profesoras que nos enseñan a querer a pesar de todo. El mundo es azul replican como si nada. La lluvia también señorita, si es usted capaz de plasmarla en un papel de sueños como manda Dios.
Mi orfanato duele a ratos. Como un rayo de sol invisible las mañanas tratan de darte a entender que, a ratos, mi orfanato duele. Mi dolor como mi orfanato es quimérico ya que el azul de sus paredes nos transporta a un mundo idílico como dicen todas mis profesoras, como el azul de la taza de un water señorita, como la lluvia que guardo, desde hace tiempo, en mis cajones.
El dolor es así. Incompleto. Como yo aquí sin nadie a quién poder escribir. Como el océano azul donde Lord Byron quiso combatir su independencia. El azul de la oscuridad mi orfanato que me dicta dolor sentado yo en esta letrina azul y sin cajones. El dolor, el azul de su silencio, mi orfanato.
Pero no tiendo a claudicar. No pretendo el dolor como excusa. El abandono es fruto de esas maquinaciones de mi memoria que todo lo confunde con ese mirar perplejo de este nuestro mundo azul. El planeta es azul y eso es inevitable, tan azul como mi orfanato que limita mi vida, tan lejos de todos cuando abro mi cajón y dejo que se llene de lluvia que brota de mis azules ojos como el mundo, señorita, que nunca he logrado entender, que nunca ,señorita, he dejado de querer con mis venas rojas.
Mi orfanato duele a ratos. Como un rayo de sol invisible las mañanas tratan de darte a entender que, a ratos, mi orfanato duele. Mi dolor como mi orfanato es quimérico ya que el azul de sus paredes nos transporta a un mundo idílico como dicen todas mis profesoras, como el azul de la taza de un water señorita, como la lluvia que guardo, desde hace tiempo, en mis cajones.
El dolor es así. Incompleto. Como yo aquí sin nadie a quién poder escribir. Como el océano azul donde Lord Byron quiso combatir su independencia. El azul de la oscuridad mi orfanato que me dicta dolor sentado yo en esta letrina azul y sin cajones. El dolor, el azul de su silencio, mi orfanato.
Pero no tiendo a claudicar. No pretendo el dolor como excusa. El abandono es fruto de esas maquinaciones de mi memoria que todo lo confunde con ese mirar perplejo de este nuestro mundo azul. El planeta es azul y eso es inevitable, tan azul como mi orfanato que limita mi vida, tan lejos de todos cuando abro mi cajón y dejo que se llene de lluvia que brota de mis azules ojos como el mundo, señorita, que nunca he logrado entender, que nunca ,señorita, he dejado de querer con mis venas rojas.