Voladura

Nombre: Ethaw
Ubicación: A Coruña

viernes, octubre 03, 2008

Despacio

Los días amanecen otra vez. Después de esa lucha contra la tiránica muerte y la incertidumbre( más aniquiladora si cabe), después de muchas horas entre el hogar y la inmensidad de los hospitales parece que la calma empieza a asentarse. La música vuelve a fluir, las armonías de querer apresarlo todo entre mis dedos y recorrer los espacios de la repetición que son estos días con sus nuevos amaneceres.
Despacio nos adentramos en la cuidad. Lejos de hospitales y sirenas intermitentes como redes tristes olvidadas en los puertos, en esta ciudad con sus mareas e historias de besos primerizos en sus arenas, la vida repleta de vida y sales marinas, el inicio de las experiencias del ser humano que vuelve a creer. Me adentro en la ciudad. Despacio, sin prisas.
Cómo cambia todo a veces! Los olores inadvertidos y sus colores repletos de aromas como las historias de ayer, el colegio que fue la inocencia y solos de trompeta de Chet Baker. La vida es esta ciudad que recorro despacio sin más descanso que la muerte que siempre está por venir porque el día que se asiente en estas calles hará de mi un fantasma, la indiferencia en las noches, el tedio amor y el desamor carmesí.
Despacio, sin prisa, que voy contigo, siempre contigo, sin prisa por llegar, despacio y contigo.

martes, agosto 05, 2008

ojos rojos


A veces estoy por odiar el mundo. Sus continuas paradoja de restarle tiempo a la vida con ese desdén de impersonalidad. Mirar como un mendigo y gritar que son más libres que todos estos mendigos adinerados, la vida entre los dedos, las ganas de engañar para sentirse mejor.
Odio la ignorancia, aprovecharse de la desesperación, la rabia... Si pudiera...pero puedo poco, lo justo, la mirada que me delata y suele hacer callar a los demás porque reviento, porque el que tiende a aprovecharse lo fulmino ( con la mirada claro ).
Bueno, pues eso, odio al que transita con vientre parasitario. Para mi, hace mucho tiempo que murieron pero que no anden rondando mi casa con mis familiares dentro que los aniquilos solo con mirarles, con mis rojos ojos de matar con la palabra. El amor, perdónenme, hoy, no tiene cabida.

martes, julio 22, 2008

Suerte papá

Hacía calor en aquella cuarta planta del hospital. Los días largos de Julio daban más reposo al sol en los cuartos como queriéndose quedar a hurtadillas dentro de nosotros. Los pasillos con su trajín de cuerpos visitando a otros cuerpos, esperando que se pongan bien, el deseo y la esperanza, esa puta vestida de verde como diría Cortazar, el anhelo de que todavía hay algo que celebrar.
Extremadura rezuma atardeceres mágicos. Calores y campos secos y tormentas ocasionales como la enfermedad cuando te toca de cerca, los campos y sus ataúdes que recuerdan que la esperanza , a veces, no es buena consejera. Mas seguimos en la brecha. No dejaremos pasar la oportunidad de amar a nuestros semejantes hasta el final porque todo se concentra en eso precisamente, querer hasta desfallecer, querer hasta que el cuerpo aguante.
Extremadura y sus gentes. La complicidad de sus gentes. Los ríos secos que van enseñando el camino de la pérdida como las gentes que un día creían en algún Dios, los caminos insondables paralelos a este sufrir sin medida, las sendas extrañas del hombre cuando ve la guadaña y su señal.
Pero creo todavía. Ganaremos esta batalla papá. Así que venga, cúrate que yo haré todas las funciones del sol que abandonamos en Extremadura. Y si viniera el frío encenderemos la estufa esa que tienes por corazón.
Suerte para los enfermos del mundo y mucha suerte papá.

jueves, junio 26, 2008

Ir limando

Un espacio recóndito dentro de las uñas. Allí se hallan depositadas la esencia de tu ser cuando extraía la mezcolanza de las noches mudas. Hemos adorado conjuntamente el silencio, el aplauso del hueco compartido y las sábanas repletas de olores.
La noche avanza.
Fue que repetimos hasta la saciedad los mismos gestos. Pero cómo poder afirmar que la variedad habitó dentro de este cuarto azulado colándose el sol y el hambre saciado por el sexo baladí? La noche avanza con retales de antiguos amores. La oscuridad mancillada por el ser humano. Los mismos gestos. El acto de la repetición y los perfumes en el embozo de otros labios que ahora recuerdo y no sé porqué.
La noche avanza ( tictac)
Otro silencio. Otro hasta pronto con el estruendo silente de un portazo al alba. La soledad y otro cuerpo para coleccionar. Tu cuerpo y una carta donde he de decir que nada fue un error porque que tu y yo somos más que dos seres anquilosados por el tedio y la tristeza, dos cuerpos a punto de desaparecer como una historia más dentro de la insignificancia del mundo.
El alba empieza a respirar.
De nuevo y otra vez lo mismo. De nuevo el abismo. De nuevo y otra vez. Sé que di a entender que albergaría la esperanza contigo, el matar de los recuerdos que liman el espacio que tengo para darte y no di. Así que entiendo que te levantaras al alba y saliendo del baño despreciaras mi mirada de mártir estúpido. Un simple burdo coleccionista de amantes pensarás. Un imbécil que nunca se desprenderá de su cortaúñas.

domingo, junio 15, 2008

Como el Guadiana

Como todo aquello que se va para nunca más volver, como las andanzas de un maldito reloj que examina detalladamente el pasar de mis días sin nada que decir, como el Guadiana coqueto, pusilánime y esquivo, escribo otra vez para desaparecer ahora con las palabras.
Confieso que el silencio me abruma. Cada vez imagino mejor esta singladura con el mutismo de mi cuerpo, el te quiero omiso de las meretrices antiguas en el corredor de mi casa, mi casa de sueños prohibidos porque renacen de las cenizas el deseo inequívoco de querer amar otra vez.
El amor es ciego. Las noches frías con sus caricias ínfimas. Las mañanas de nuevo. De nuevo el espejo estúpido de la repetición, las metáforas neutras y el arbitrio y tu cariño que no logro olvidar.
Como el Guadiana. Sin más que ir y venir y fugarse y volver y repetir y caer y caer de nuevo y seguir. Como el Guadiana. Hoy verán aparecer sus aguas enérgicas de nuevo pero el tiempo hará que como aquellas cosas que no tienen importancia volverán a sumergirse e irse para luego volver. Porque siempre he querido volver aún sea con los ojos vendados.

lunes, marzo 19, 2007

...y llovía.

Hay en algún recóndito lugar, más allá de esta espesa sonrisa de seres que todo lo devora un silencio metidito en un frasco. Invisible como los sueños, tan pequeño como el paseo de un día abrazado a su perfume en este mes de abril, tan coqueto en apariencia que todos callan al verlo pensando en quién será el primero en hacerle hablar.
Ilusos. La ignorancia es la senda de nuestros días y escuchar solo es dado a quién ya poco espera de la humanidad. Mas en ese breve espacio de ausencia que la vida da, en esa mirada interior donde agazaparse de todo un poquito, hay quién logra ver el silencio, tan coqueto y frágil como tu.
Hay quién me ha susurrado su apariencia multiforme y lleno de acordes que oídos todos juntos dan como resultado la nada, como el negro alberga todo los colores y los funde y aniquila. Otros la maravilla, el otro lado confín. Los menos otra cosa que contar de sus viajes en tiempos mozos documentados con su cámara último modelo. Pero hubo una persona que calladita todo ese tiempo, observando aquella crisálida de dulce expectación, que, cogidita de mi mano, y mirándome abiertamente a los ojos me dijo con toda la confianza: es tan bello como la primera vez que nos miramos callados en aquella cafetería del barrio.
Y llovía... Pena que estas lágrimas no emitan sonido para contrarrestar.

domingo, febrero 18, 2007

Apaga la luz

Por la senda va caminando la oportunidad de seguir en el brecha. Seguir hasta desaparecer como los imbéciles de las avenidas repletas de sueños. Por la senda que me lleva a buen puerto continuo para ir hacia ti, continuo pasito a pasito, ir y venir de las olas atestadas de gente en estas avenidas.
Voy por la senda como tu. A veces se me da por cuestionarme este recorrido pero muy de vez en cuando, solo de soslayo. Adoquines y farolas eternas, siempre en el mismo sitio, el mismo bar donde escribo cartas, el panadero con su sonrisa fácil al venderme lo mismo y gracias y hasta mañana. El quiosko. La mercería. Tu sombra en la esquina donde te vi por primera vez, la esquina con su farolillo rojo y su tango triste al cruzar la cortina, Gardel o Bajofondotangoclub, que más da. Todo es lo mismo en estas avenidas o más bien seré yo que no logro ver otra cosa.
Repito sin más. Todo es repetición. Todo es buscar lo que no lograré hallar. Todo es levantarse con esta avenida debajo de mi ventana. Mi habitación azul me estalla y bajo las escaleras y estoy de nuevo en la calle, las farolas apagadas, el día y hola de nuevo, el periódico y sus noticias repetidas, tu sombra y mi cara, la cortina que cruzo y hoy subiré contigo y no me hagas preguntas, ni mañana ni nunca. Gardel en mis oídos y apagamos la luz.