Me voy de viaje
Me voy de viaje. Con ese sol a cuestas o enfrente de mi parabrisa indicándome el camino. Un viaje entre el presente y el siempre latente pasado, la historia que nos va formado de a poquito. Seguro que mientras esté al volante volverán a mi aquellas anécdotas de todo lo compartido entre amigos y cervezas varias, las mujeres, la risa cómplice junto a un futuro por compartir. Hacia ellos voy. El reencuentro. La nostalgia.
Quizá acelere. Al pasar de las horas en mi cuentaquilómetros se acercarán y acariciarán mi piel las vivencias múltiples de adolescentes que querían comerse el mundo, un mundo hecho a la medida del joven, la ilusión y la osadía del sexo en la parte trasera. Quizá acelere un poquito más al oir en la radio las canciones de entonces levantando las manos en los conciertos elevados de espíritu para quién empieza a creer que la música era la diosa y tu su embajadora aquí en mi memoria, la memoria que vuelve hacia ti.
Me voy de viaje hacia el pasado, hacia la meca de mi juventud que empieza a marchitarse. Si sintiera que el peso de tantas vivencias a la hora de conducir hiciera que la lágrima aflorara en mis mejillas, sabré, a ciencia cierta, que todo aquello que viví mereció la pena. Y confieso, aquí escribiendo, que mañana llenaré la guantera de Klinex.
Así que lo dicho. Viaje en mi horizonte, viaje para volver a recordar.
Quizá acelere. Al pasar de las horas en mi cuentaquilómetros se acercarán y acariciarán mi piel las vivencias múltiples de adolescentes que querían comerse el mundo, un mundo hecho a la medida del joven, la ilusión y la osadía del sexo en la parte trasera. Quizá acelere un poquito más al oir en la radio las canciones de entonces levantando las manos en los conciertos elevados de espíritu para quién empieza a creer que la música era la diosa y tu su embajadora aquí en mi memoria, la memoria que vuelve hacia ti.
Me voy de viaje hacia el pasado, hacia la meca de mi juventud que empieza a marchitarse. Si sintiera que el peso de tantas vivencias a la hora de conducir hiciera que la lágrima aflorara en mis mejillas, sabré, a ciencia cierta, que todo aquello que viví mereció la pena. Y confieso, aquí escribiendo, que mañana llenaré la guantera de Klinex.
Así que lo dicho. Viaje en mi horizonte, viaje para volver a recordar.