Voladura

Nombre: Ethaw
Ubicación: A Coruña

viernes, julio 21, 2006

Tócala de nuevo

"Sigue tocando que mañana lo volveré a repetir". Lo escudriño con mis ojos avizores. Enciendo un cigarro y observo que lee en cada nota lo contrario a lo impreso en el pentagrama. La música nace en cada noche, la escala menor del que se siente un tanto perdido como yo al venir aquí, y te escucho y sueño y viajo al lugar de alguna esperanza. Un piano lleno de llanto, la avenida solitaria a las cinco de la tarde, campanas a las cinco de la tarde, tus notas encadenadas, la diferencia entre aquellos que van y estos que nunca se fueron.
El club es pequeño. Unos escasos metros atestadas de mesas prístinas, el bar viejo como el que sirve copas al compás de otra revolución en la esquina donde la tarima no para de retumbar. Humo y ceniza que alimenta el alma. Humo, cirrosis calcárea y otra cerveza por favor. No pares. Sigue así. Que nadie te moleste. Mañana cuando vuelva de nuevo gritaré tu nombre despacio para que nadie lo oiga aunque tu estés ya en otro lugar. La música nos transporta; tu al otro lado de una escala musical y yo pendiente de mi alma para que no toque ,como casi siempre, este suelo lleno de mugre y sueños locos. No pares. No dejes de creer en la penúltima nota entrelazada con mi mísera historia de mártir fusilado de antemano. Así que no pares y llévame de nuevo muy lejos de aquí para no tener que recordar constantemente los fracasos que intento abandonar en cualquier avenida después, eso si, de las cinco de la tarde.
Aún quedan cinco minutos. El mundo es eterno en cinco minutos pero tu no pares de tocar.

martes, julio 18, 2006

El viejo y la marioneta ( El juego )

Como de entre la niebla, el hilo se hace cada vez más y más denso como a punto de partirse. La noche asoma. El aullido se hace ensordecedor como el chirriar de los tenedores en la vajilla vieja que él hacía tiempo que no limpiaba. Para qué.
Grito. Cómo grito. No puedo dejar de gritar. Pero es como un alarido sordo, como inerte. La muerte tiene estas cosas. Cuando viene aterroriza y se lleva lo que se ponga por delante. La muerte. La ilusión de estar viva delante de un espejo, yo que fui el aplauso de muchos niños de muchos pueblos. La risa, muchas risas de seres pequeños que luego me aplaudirían. Pero...
La noche ya está aquí y me veo colgada de esta rama cansada de existir. Seca, seca como yo de haber llorado tanto. Mi amo está a punto de abandonarme. Dice que se siente mayor, que lo de ir por ahí moviendo mis hilos ya nos es para él. La vida tiene estas cosas. Todo principio tiene su final como este viejo que ya va dejando sus huellas como última señal de si para esta marioneta desvencijada en que me he convertido.
La noche. La más absoluta oscuridad con mi cuerpo húmedo de madera. Y pensar que en otros tiempos bailaba al son de un cuento inventado las más dulces melodías del humano. AY! el humano. La contradicción del humano. Ayer que fui esplendorosa aquí y allí y ahora...
La niebla. Y un úlltimo quejido del viejo que vislumbro de entre estos árboles. Me estoy quedando ciega. Y aún voy escuchando allá a lo lejos la misma frase del humano, del viejo que no para de repetir entre sollozos otras melodía bien distintas a aquellos días lejanos: Por qué he de sacrificarla así. Por qué este sacrificio. Por qué.
Yo , medio moribunda y rota por dentro, no lo habría hecho.

sábado, julio 08, 2006

Un pedazo de cielo


De alli vengo. Del cielo más prometedor con toda esta especie que nos va alimentado: El ser humano. De allí porque he podido creer de nuevo en la esperanza de los amigos que unidos sobrevuelan las andanzas éstas de lucha compartida.
Hubo risas y alguna que otra metedura de pata ( el pacharán no perdona) mas la finalidad del propósito se cumplió. De aquellas ganas de comerse el mundo aparece la mesura y las ganas de ver el presente rodeado de todo lo que nos ha ido formando molécula a molécula, el amor junto al frío de la duda, el cariño, el eterno abrazo de los mortales.
De allí vengo. De los barquitos que se van para no volver. Marineros que intentaron buscar el nirvana en el otro confín, el siempre camino del dilema en los labios secos de no amar lo suficiente, o sí o quién sabe. Si este cielo me ha acompañado con sus colores mil, es por ser un pedazo de alma y mezcolanza de sentimientos que nunca se fueron; si este cielo todavía perdura es por vosotros, mis amigos.
Gracias. Porque de allí vengo. Sonabia. El cielo aunque sea solo un pedazo. La cuna de los futuros encuentros. Por los amigos. Por todos, de nuevo, gracias.