Pensamiento de ida y vuelta

La foto ha permanecido ahí desde siempre. La bella imagen que concuerda con un acordeón al lado de un río que invita a perderse en él, perderse como el caminante en el desierto, tu que fuiste lo inverso a mi primer propósito en esta vida amor.
Solo tengo una vida. Un tiempo para dar a entender toda esta furia del espejo con su pincelada de plata, con su reflejo de la luna permanente y lágrimas de payaso y risa triste. Una única vida amor, contigo para darme a conocer en mi propio laberinto si bien nada de lo que digo tiene alguna explicación, un rufián en ninguna parte.
Solo una vida. Una vida sin ti. Porque una vida sin ti amor es una eternidad labrada a tiempo y golpes de ausencias. Sin ti el suspiro de mis labios que te nombran hasta desfallecer, ver morir junto a aquellas piedras blancas que dibujé siendo yo niño el deseo de la inocencia. La inocencia. Tu mirada cómplice del arbitrio. Tu deseo de volar. Nuestro amor que ya no es inocente. El adiós. El nuevo amor sin ti, sin ti no hay amor, no existe amor, sin ti y yo sentado aquí delante de tu imagen única, el tiempo y aquella foto que será mi primer y último propósito amor, tu que serás lo que yo ya nunca seré. Adiós y vuelve pronto.

Pensamiento de fracaso

Desamparado a lo igual que una sucia imagen. Un cristo alcohólico entre las paredes de esta habitación fumo y escribo sin demasiado convencimiento de nada. La historia se repite. Una y otra vez. La misma insignificante sucia imagen de los que pueblan las historias pequeñas de la vida. La vida es pequeña, así que no hay de que preocuparse.
Pero sigo escribiendo por amor a no desfallecer todavía. Sería como dejarse arrastrar por la corriente que nunca te lleva donde quieres. La vida es la imagen en donde tengo que mirarme como cuando tu me miras y me dices que siga intentándolo. Pues eso. A repetirse toca; a repetir mi fracaso entre todas estas personas y desaparecer... metafísicamente claro.